“Para Nestlé, la sostenibilidad no es una opción: es el motor que guía todas nuestras decisiones”, afirma Verónica Rosales, Directora de Comunicación y Asuntos Públicos y líder de Sustentabilidad de la compañía en Argentina, Uruguay y Paraguay. Avanzar hacia un futuro más sostenible significa repensar cada aspecto de la operación, desde la energía que se consume hasta los envases que se diseñan y la forma de trabajar con los productores locales.
Uno de los mayores desafíos de la compañía durante la transición energética fue adaptar su infraestructura industrial a un modelo basado en energías renovables sin afectar la eficiencia ni la continuidad de la producción. El logro más destacado en Argentina fue abastecer el 100% de sus fábricas con energía eléctrica renovable, un paso clave hacia la meta de cero emisiones netas. “Este cambio fortalece nuestra competitividad, al integrar una mirada de triple impacto: económico, ambiental y social. Buscamos hacer más y mejores cosas utilizando menos recursos no renovables”, señala Rosales.
La alimenticia también avanza en el camino de los envases sostenibles apuntando a que más del 95% de sus envases plásticos sean reciclables para fines de 2025, con el obetivo de llegar al 100% en el futuro. Entre los avances recientes destacan las bebidas listas para tomar que ya usan sorbetes de papel, evitando más de 8 millones de sorbetes plásticos en el último año, y la incorporación de rPET en botellas de agua, así como el reemplazo de la tapa roja de NESCAFÉ por una transparente para mejorar su reciclabilidad.
A su vez, la compañía está impulsando agricultura regenerativa con tamberos de la industria láctea. Estas iniciativas buscan enriquecer el suelo y absorber carbono, aumentando así la resiliencia de los sistemas agrícolas frente a sequías o inundaciones. “Tenemos que avanzar rápidamente hacia una forma mejor de alimentar nuestro planeta en crecimiento, de forma equitativa, asequible y sostenible”, explica Rosales.
En este sentido, Nestlé apuesta a la colaboración y las alianzas estratégicas. “Lograr que la industria alimentaria sea sostenible es un desafío colectivo: productores, empresas, distribuidores, consumidores, el Estado y ONGs deben trabajar juntos. Solo así se puede generar un impacto real y duradero”, asegura.
Con una hoja de ruta clara, la compañía continúa avanzando en la reducción de su huella de carbono y en la mejora de la reciclabilidad de sus envases, siguiendo la premisa clara de que la sustentabilidad es más que un compromiso: es una estrategia integral que guía todas sus acciones.
