Las crisis constantes extienden el plazo para alcanzar la paridad de género

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Crisis agravantes: Las perturbaciones causadas por la pandemia y la débil recuperación extienden el plazo para alcanzar la paridad de género a 132 años

Tras el duro golpe de la COVID, la brecha de género no se ha recuperado, según el Informe global sobre la brecha de género de 2022 del Foro Económico Mundial.

Cuando la economía mundial entra en su tercer año consecutivo de perturbación, serán necesarios otros 132 años (en comparación con los 136 estimados en 2021) para cerrar la brecha de género.

El informe indica que, de las 146 economías analizadas, solo una de cada cinco ha conseguido reducir la brecha de género al menos un 1 % durante el último año. En consecuencia, si bien el año pasado se realizaron avances, solo han conseguido reducir en cuatro años el tiempo que se tardará en alcanzar la paridad de género. Este avance hace poco por revertir el retroceso de toda una generación registrado en 2020-2021 al inicio de la pandemia.

• Islandia sigue siendo el país con mayor igualdad de género, seguido de Finlandia, Noruega, Nueva Zelanda y Suecia.
• Con la ampliación de la brecha de género en la fuerza de trabajo, es previsible que la crisis del coste de la vida afecte más a las mujeres
• La paridad de género ha sufrido un retroceso de una generación debido a la COVID-19 y la débil recuperación no lo compensa.

“La crisis del coste de la vida afecta a las mujeres de forma desproporcionada tras el golpe que supuso la pérdida de puestos de trabajo durante la pandemia y la persistente insuficiente de la infraestructura de cuidados. Ante la débil recuperación, los poderes públicos y las empresas deben hacer dos tipos de esfuerzos: políticas dirigidas a apoyar el retorno de las mujeres a la fuerza de trabajo y el desarrollo del talento femenino en las industrias del futuro. De lo contrario, corremos el riesgo de desandar el camino de las últimas décadas de forma permanente y perder los rendimientos económicos futuros de la diversidad”, afirma Saadia Zahidi, Directora General del Foro Económico Mundial.

El Informe global sobre la brecha de género de 2022, ahora en su decimosexto año, compara la evolución de las brechas de género en cuatro áreas: participación y oportunidad económicas, logros educativos, salud y supervivencia, y empoderamiento político. También analiza los efectos de las recientes calamidades mundiales sobre la crisis de la brecha de género creciente en el mercado laboral.

Norteamérica es la región que obtiene mejores resultados, con una reducción de la brecha de género del 76,9 %. El número de años que se tardará en cerrar la brecha ha bajado de 62 a 59. Se observa una pequeña mejora en Estados Unidos, mientras que la puntuación de Canadá no evoluciona.

Europa le sigue de cerca (76,6 %), registrando una mejora del 0,2 % desde 2021, con lo que el tiempo de espera para cerrar la brecha de género se sitúa en 60 años. Entre los 10 primeros países hay 6 europeos, y 9 de los 135 países de esta región han mejorado su puntuación al menos un 1 %. Albania, Islandia y Luxemburgo son los 3 países de la región que más han mejorado.

América Latina y el Caribe (72,6 %) se sitúa en el tercer puesto de la clasificación regional, con una mejora de 0,4 % puntos desde la edición anterior. Al ritmo de progreso actual, América Latina y el Caribe cerrarán la brecha en 67 años. Sin embargo, solo 6 de los 22 países indexados en esta edición mejoraron su puntuación al menos en un 1 %, lo que indica una creciente divergencia regional.

Asia Central (69,1 %) se ha estancado, ya que su puntuación no ha cambiado desde 2021. A este ritmo, tardará 151 años en cerrar la brecha de género regional. De los 10 países de esta región, 6 han mejorado sus puntuaciones, con Moldavia, Bielorrusia y Georgia a la cabeza de la clasificación.

En Asia Oriental y el Pacífico (69 %), 13 de sus 19 países han mejorado desde la última edición. Pero al ritmo actual, la región necesitará 168 años para cerrar la brecha de género. Se avanza a distinta velocidad según los países, por lo que hay riesgo de que aumente la divergencia regional. Los países que obtienen mejores resultados son Nueva Zelanda (84,1 %), Filipinas (78,3 %) y Australia (73,8 %).

El África Subsahariana (68,7 %) ha registrado su mejor puntuación, con una mejora del 1,1 % durante el último año, que refleja cambios positivos en la brecha de género económica en países como Nigeria, Etiopía, República Democrática del Congo y Kenia. Al ritmo actual, tardará 98 años en cerrar la brecha de género.

Oriente Próximo y Norte de África (63,4 %) tiene la segunda brecha de género por cerrar, y los países que obtienen mejores resultados son Israel, Emiratos Árabes Unidos y Líbano. Se realizaron algunos avances para reducir la brecha de género económica (+2 %), con mejoras de participación de la mujer en la fuerza de trabajo y de proporción de mujeres en puestos técnicos en algunos países. La puntuación de la región es similar a la de la última edición, lo que sitúa el tiempo de espera para cerrar la brecha en 115 años.

El Sur de Asia (62,3 %) es la región que tiene mayor brecha de género, con bajas puntuaciones en todas las brechas medidas y escasos avances en la mayoría de los países desde la última edición. Al ritmo actual, tardará 197 años en cerrar la brecha de género. La brecha de género económica se ha reducido un 1,8 %, con incrementos en la proporción de mujeres en puestos profesionales y técnicos en países como Bangladesh y la India, así como Nepal.

Brechas de género en la fuerza de trabajo: una crisis inminente

La paridad de género global en cuanto a la participación en la fuerza de trabajo había venido empeorando lentamente desde 2009 en el Índice global de la brecha de género. Pero esta tendencia se agravó en 2020, cuando las puntuaciones de paridad de género se redujeron vertiginosamente en dos ediciones consecutivas. En consecuencia, la paridad de
género en la fuerza de trabajo se sitúa en el 62,9 % en 2022, el nivel más bajo registrado desde que comenzó a elaborarse este índice.

Entre las personas que permanecieron en la fuerza de trabajo, las tasas de desempleo aumentaron. Aunque las tasas de desempleo actuales superan los niveles anteriores a la pandemia tanto en hombres como en mujeres, la tasa de desempleo global de 2021 fue mayor en las mujeres (6,4 %) que en los hombres (6,1 %).

El desproporcionado efecto negativo de la pandemia en el mercado laboral puede explicarse en parte por la composición sectorial del golpe y en parte por las persistentes desigualdades en la responsabilidad de los cuidados que se vieron agravadas por la pandemia. La mayoría del trabajo de los cuidados recayó en las mujeres ya que las guarderías y los colegios estaban cerrados. Aun antes de la pandemia, el porcentaje de tiempo que empleaban los hombres en trabajos no remunerados en proporción del trabajo total era del 19 %, mientras que en el caso de las mujeres era del 55 %.

El panorama es más positivo en lo que respecta a las mujeres en el liderazgo de organizaciones. Según datos de alta frecuencia de LinkedIn de 23 importantes economías, el número de mujeres que se han contratado para ocupar puestos de liderazgo ha ido creciendo desde 2016. Mientras el porcentaje de mujeres contratadas para ocupar puestos de liderazgo en este grupo de países era del 33,3 % en 2016, se elevó al 36,9 % en 2022. El avance se estancó durante la pandemia, ya que este porcentaje se mantuvo en el 35 % entre 2019 y 2020, pero a continuación se elevó al 36 % en 2021.

Sin embargo, este avance general enmascara diferencias sectoriales. Entre las industrias que contrataron un mayor porcentaje de mujeres para ocupar puestos de liderazgo en 2021 están las organizaciones no gubernamentales y asociaciones (54 %), la educación (49 %), el sector público y gubernamental (46 %), los servicios personales y de bienestar (46 %), los servicios sanitarios y asistenciales (46 %) y los medios de comunicación (46 %). Por el contrario, seis industrias contrataron un número significativamente mayor de hombres que de mujeres para ocupar puestos de liderazgo en 2021: tecnología (30 %), agricultura (28 %), energía (25 %), cadena de suministro y transporte (25 %), fabricación (22 %) e infraestructuras (21 %).

Por último, el aprendizaje también se segmenta por género, cambiando la composición del talento disponible con competencias aptas para el futuro. En la educación superior a escala global, las mujeres siguen estando sobrerrepresentadas en los grados relacionados con la educación y la salud y el bienestar en comparación con los hombres e infrarrepresentadas en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (CTIM).

Hay casi cuatro veces más hombres que mujeres que se gradúan en tecnologías de la información y la comunicación (TIC), así como en ingeniería y fabricación. Los datos de alta frecuencia de Coursera indican que las brechas de género son más pequeñas en la matriculación en línea. En las TIC, por ejemplo, la paridad de género aumentó en la formación en línea entre 2019 y 2021, en una época de crecimiento general del aprendizaje a través de internet.

Urgencia de acción

Cerrar las brechas de género sigue siendo un factor crítico de prosperidad nacional. Los países que invierten en todo su capital humano y facilitan que su población concilie la vida laboral y familiar tienden a ser más prósperos. Con unas perspectivas económicas cada vez más inciertas, el Informe global sobre la brecha de género de 2022 hace un llamamiento para que haya más líderes que exploten la creatividad y el dinamismo del capital humano de sus países para superar las crisis actuales y acelerar una sólida recuperación.

Los aceleradores para cerrar la brecha de género trabajan con los poderes públicos y las empresas de economías avanzadas y en desarrollo para establecer colaboraciones público-
privadas destinadas a lograr una rápida aceleración hacia la paridad económica, centradas en incrementar la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo, cerrar la brecha salarial de género y ayudar a que más mujeres asciendan a puestos de liderazgo y adquieran competencias demandadas. Este modelo se ha adoptado en 12 economías, con la incorporación de Ecuador, Kazajistán, Japón y México a la red de aceleradores en 2021-2022.

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