La salud mental de los jóvenes no es solo un imperativo moral y social; también es un imperativo empresarial. Una Generación Z sana y empoderada significa una fuerza laboral más fuerte, innovadora y productiva. También implica comunidades más resilientes y economías más estables.
Las empresas que invierten en salud mental y bienestar ya están viendo resultados, como una mayor retención de talento, mayor confianza y mejor desempeño entre los trabajadores jóvenes. Más del 60 % de la Generación Z considera el apoyo a la salud mental como un factor clave al elegir un empleador.
Por eso las empresas deben escuchar también las experiencias vividas. Comprender la percepción es el primer paso hacia el impacto. Involucrar a la Generación Z en sus propios términos y amplificar sus voces permite diseñar soluciones empáticas y centradas en las personas que realmente funcionen.
5 acciones para líderes empresariales
Así es cómo los líderes pueden generar un impacto real:
- Convertir la salud mental en una prioridad empresarial
La salud mental no es un tema secundario. Es una prioridad estratégica. Así como las empresas se preparan para interrupciones en la cadena de suministro o amenazas cibernéticas, también deben abordar los riesgos de salud mental que afectan el desempeño, la productividad y la resiliencia de su fuerza laboral.
- Invertir en prevención y apoyo temprano
La intervención temprana puede cambiar vidas y futuros. Las empresas pueden financiar e impulsar programas que fortalezcan la resiliencia de niños, jóvenes y familias antes de que los desafíos de salud mental se agraven. Esto incluye respaldar iniciativas de prevención en comunidades, escuelas y entornos digitales que lleguen a los jóvenes donde están.
- Escalar soluciones comprobadas
Sabemos qué funciona, y ahora es momento de ampliarlo. Al asociarse con organizaciones creíbles a nivel local y global, las empresas pueden ayudar a expandir el acceso a apoyo psicosocial y de salud mental basado en evidencia en los sistemas de salud, educación y protección social, especialmente en regiones desatendidas.
- Impulsar la evidencia y el cambio de políticas
El sector empresarial tiene influencia. Es hora de usarla. Las empresas pueden apoyar la generación de evidencia local y aplicable para orientar qué intervenciones funcionan. Pueden abogar por leyes de salud mental más sólidas, políticas basadas en derechos e iniciativas para reducir el estigma que permitan cambios duraderos en los sistemas, tanto a nivel nacional como global.
- Empoderar a la próxima generación
Los jóvenes no están esperando: ya están liderando. Asegura que esas plataformas aborden también los determinantes estructurales de la salud mental: seguridad laboral, discriminación, agotamiento y acceso desigual a oportunidades. El apoyo a la salud mental debe estar integrado en los sistemas organizacionales, no ser un gesto simbólico añadido.