La Unión Europea aprobó recientemente una nueva Ley que busca garantizar que los productos importados a la región no hayan sido producidos en tierras deforestadas. Esta nueva regulación es la primera en el mundo que aborda la deforestación global y reducirá significativamente la huella de la UE en la naturaleza.
Además, establecerá estrictas normas obligatorias de diligencia debida para las empresas que desean colocar productos relevantes en el mercado de la UE o exportarlos. Luego de este primer acuerdo, el Parlamento Europeo y el Consejo tendrán que adoptar formalmente el nuevo Reglamento y, una vez que entre en vigor, los operadores y comerciantes tendrán 18 meses para implementar las nuevas reglas. Las micro y pequeñas empresas gozarán de un mayor período de adaptación, así como de otras disposiciones específicas.
Existe una clara relación entre el consumo de los países europeos -especialmente de soja y carne vacuna- y varios de los principales Frentes de Deforestación identificados mundialmente, incluyendo el Cerrado y el Amazonas en Brasil y el Gran Chaco en Argentina y Paraguay. Varios informes muestran cómo el consumo de productos agrícolas en el Reino Unido y en la Unión Europea (EU) están contribuyendo a la destrucción de bosques y otros ecosistemas naturales, incluidos pastizales y humedales e impactando de manera negativa sobre las comunidades locales.
“La nueva reglamentación es un hito en el compromiso por garantizar el fin de la deforestación global. Esta nueva ley impulsa a cambiar las políticas y los mecanismos actuales para alcanzar un sistema de trazabilidad que nos permita detener la deforestación y degradación forestal por las actividades productivas. El momento de hacerlo es ahora y el camino es claro: redefinir los modelos productivos y contar con sistemas confiables de monitoreo, que contribuyan eficazmente a la conservación de los bosques y ecosistemas naturales y que reduzcan los impactos socioambientales negativos de la actividad agropecuaria en nuestro país”, afirmó Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina.
Dado que la UE es una importante economía y consumidora de productos básicos, este paso ayudará a detener una parte significativa de la deforestación y la degradación forestal a nivel mundial, lo que a su vez reducirá las emisiones de gases de efecto invernadero y la pérdida de biodiversidad. Este importante acuerdo se produce justo antes del inicio de la histórica Conferencia sobre Biodiversidad (COP15), que definirá los objetivos de protección de la naturaleza en las próximas décadas.
Aceite de palma, ganado, soja, café, cacao, madera y caucho, así como productos derivados (como carne de res, muebles o chocolate) han sido elegidos sobre la base de una evaluación de impacto exhaustiva que los identifica como los principales impulsores de la deforestación debido a la expansión agrícola.
Los puntos positivos
Uno de los aspectos más destacados de esta ley es que las nuevas regulaciones irán más allá de la legalidad: para ingresar al mercado de la UE, los productos no solo deben ser legales de acuerdo con los estándares del país productor, sino también libres de deforestación y degradación forestal.
En particular, esta ley también brindará a los consumidores europeos la certeza de que los productos se han rastreado hasta el lugar donde se produjeron, evitando posibles lagunas en las primeras etapas de la cadena de suministro.
Pero eso no es todo: la Comisión ejecutará un sistema de evaluación comparativa que evaluará los países o partes de ellos y su nivel de riesgo de deforestación y degradación forestal (riesgo alto, estándar o bajo) y también teniendo en cuenta la expansión agrícola para la producción de los siete productos básicos y derivados. La lista de productos básicos que están cubiertos se revisará y actualizará periódicamente, teniendo en cuenta nuevos datos, como los cambios en los patrones de deforestación.
La nueva regulación europea apunta no solo a reducir los impactos del consumo de sus ciudadanos, particularmente las emisiones de gases de efecto invernadero y la pérdida de biodiversidad, sino que también busca asegurar los medios de vida de millones de personas, incluidos los pueblos originarios y las comunidades locales de todo el mundo, que dependen en gran medida de los ecosistemas naturales.
Los puntos negativos
A pesar de una fuerte movilización ciudadana, los tomadores de decisiones excluyeron algunos elementos importantes: decidieron no apoyar la propuesta del Parlamento de extender el alcance a otras tierras no boscosas como las sabanas y pastizales, dado que muchas de ellas ya están bajo una inmensa presión por la conversión agrícola. Estos ecosistemas son importantes almacenadores de carbono y hábitat para muchas especies silvestres, además de proporcionar medios de vida para los pueblos originarios y las comunidades locales. Como compromiso, la Comisión llevará a cabo una evaluación de impacto sobre la viabilidad de incluir otros ecosistemas naturales y revisará esta opción un año después de la implementación de la ley.
Otra oportunidad perdida fue la falta de reconocimiento de los derechos humanos, en particular de los pueblos originarios y las comunidades locales. El texto actual limita el alcance de los derechos humanos a las leyes nacionales y no hace referencia a las convenciones internacionales pertinentes: esto significa que si ciertos derechos de los pueblos originarios o comunidades locales no se reflejan en la legislación nacional, tampoco estarán protegidos por la legislación de la UE.
El sector agroexportador argentino, ante el desafío de la libre deforestación
La nueva regulación significaría un desafío para el sector agroexportador argentino y la necesidad de redefinir sus modos de producción para adaptarse a las nuevas exigencias y poder mantener las exportaciones.
La Argentina tiene un rol preponderante en el sistema alimentario global y este tipo de regulaciones ayudarán a traccionar cambios en los sistemas productivos, con el objetivo de avanzar hacia una producción sustentable. A su vez, es uno de los pocos países que puede contar con sistemas confiables de monitoreo de las cadenas de suministro (especialmente en los productos de origen vacuno), que contribuyan eficazmente a la conservación de los ecosistemas naturales y su biodiversidad. Esto se traduce en una oportunidad única de colocar a los sistemas productivos argentinos en una posición de ventaja, a través de la definición de estándares de sustentabilidad en las cadenas de valor de la soja y la carne vacuna, lo que puede mejorar la resiliencia económica y ambiental y posibilitar beneficios para el gobierno, las empresas, el sector productivo y el medio ambiente.
Para resolver el conflicto entre la producción de alimentos y la conservación de la naturaleza, es necesario, por un lado, transformar los actuales sistemas alimentarios a gran escala para lograr que sean compatibles con la alimentación de una población global en crecimiento, con el mantenimiento de los servicios que brindan los ecosistemas y con la conservación de la biodiversidad. Y, por el otro lado, es imprescindible contar con información que permita diferenciar aquellos productos provenientes de un manejo sustentable de los que provienen de sistemas de producción con alto impacto socioambiental.
El sistema de trazabilidad permitirá combinar información sobre el tipo de producción, el ecosistema donde se desarrolla y los impactos generados, para lograr rastrear el camino recorrido por un producto comercial desde su origen hasta su destino final e identificar los impactos sociales y ambientales de toda la cadena de suministros.
“Las nuevas tendencias sobre el consumo responsable y las exigencias tanto de los consumidores como de ciertos mercados empujan a los productores, las empresas y marcas globales a incluir nuevos lineamientos en materia de sustentabilidad. Es por eso que resulta necesario sumar la trazabilidad ambiental a los productos para asegurar que toda la cadena productiva sea libre de deforestación y conversión de ambientes naturales: es decir, que no se hayan realizado desmontes ni se hayan transformado áreas naturales en ninguna de las etapas del proceso de producción, industrialización y distribución”, expresa Manuel Jaramillo.
Y agrega: “Desde Vida Silvestre venimos trabajando con varios sectores para lograr que las exportaciones de carne vacuna de Argentina sean libres de deforestación y conversión. En ese sentido, hemos avanzado con la provincia de Santa Fe en la construcción de un sistema de trazabilidad para asegurar carne y cuero vacuno libre de deforestación o conversión de ambientes naturales en el territorio provincial y garantizar que todo el proceso de producción sea bajo estándares de cuidados ambientales. Consideramos que esta experiencia puede ampliarse al resto del país”.
Seguir transformando ambientes naturales tendrá efectos sobre el clima, la provisión de agua, la estabilidad y calidad de los suelos y, en consecuencia, sobre la misma producción de alimentos, afectando no sólo a la seguridad alimentaria global, sino también al principal sector exportador de la economía argentina.
Argentina es uno de los pocos países que ya cuenta con dos elementos fundamentales: un sistema de registro de establecimientos agropecuarios y seguimiento animal provisto por SENASA, y un sistema de monitoreo constante de deforestación por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable. Lograr que estos sistemas dialoguen y que se sume el monitoreo de transformación de los ambientes naturales, permitiría el posicionamiento de una parte de nuestros productos con atributos diferenciales en materia de sustentabilidad y responder satisfactoriamente a las demandas comerciales, tanto locales como internacionales.